sábado, 19 de febrero de 2011

¿Te gustan los regalos?

Regalos que gustan, regalos que disgutan. Regalos conocidos, regalos sorpresa. Regalos al azar, regalos perdidos. Regalos bonitos, regalos extraños. Qué difícil puede ser encontrar el regalo perfecto, ¿Verdad? Piensa un poco, piensa en esa persona. ¿Qué le gusta? ¿Cuáles son sus aficiones? Ya lo sabes, es genial, ve a comprarlo. Lo has envuelto con todo el cariño del mundo, le has puesto hasta el último detalle. Lo llevas en una bolsa buena, para que no se estropee. Y ha llegado el momento de darlo. Te entra ese miedo, esa indecisión, ese mal sabor de boca por si no le gustará. Y se lo entregas, estás roja, nerviosa, el tiempo pasa durante unos segundos muy despacio. Se sorprende, te mira, tu desvías la mirada y le pides que lo abra. Lo empieza a abrir, se te va a salir el corazón. Lo tiene en sus manos, te lo agradece pero no parece que le haya gustado demasiado. Su cara no es de ilusión, ni mucho menos, no te gustaba esa cara. Entonces, te sientes idiota, por haber puesto tanto esfuerzo para nada, por haberte preocupado tanto para ver esa cara, por haber... haberle hecho un maldito regalo. Y quieres salir corriendo de ahí, tienes muchas ganas de llorar. Pero te acabas de dar cuenta de que las ilusiones no se comparten ni se cumplen, en cambio, se lloran, se sufre, se amargan, se secan, y se marchitan...